martes, 25 de diciembre de 2012

Un “Eres tú…” muy cubano.


Una asociación de recuerdos puede invadir tu cerebro en cualquier momento y terminas sonriendo sin que te lo propongas; puede suceder en cualquier lugar. Los que estén cerca de ti, quizás no te conocen de nada, pero terminan por sospechar que estas “listo”, por mucho que disimules frotando tu cara con la mano controlando la risa… no hay remedio, para ellos estás loco.

Una tarde esperaba en un cajero automático que dos jovencitas extrajeran dinero y recordé   una entrevista que había visto en la televisión cubana. Eran  tiempos de los televisores rusos en blanco y negro. El programa “Retrato en Vivo” que presentaba Miguel de los Santos, logró una audiencia absoluta en Cuba. No me extraña, por el otro único canal estarían retrasmitiendo el documental de turno sobre las bondades del sistema cubano. El cajero automático repetía  una y otra vez las mismas preguntas y, las chicas, comenzaban una vez más todas las operaciones. Seguí con mis pensamientos. En el programa el presentador comentaba a Jeannette –la cantante invitada- que, estando en La Habana, decidió entrar al cine para ver la película “Cría cuervos” (una película española de 1975 escrita y dirigida por Carlos Saura con Geraldine Chaplin como interprete) y quedó sorprendido cuando todos en el cine cantaban al unísono el tema de la película que ella interpretaba: “Por qué te vas”.



Detrás de mi se había sumado otras personas y todavía las dos jovencitas seguían descifrando aquella maquina. Los músculos de mi rostro se liberaron mostrando una sonrisa; estaba claro que aquel presentador no conoce al cubano. Más de una vez he tenido esa experiencia en un cine, incluso he participado del entusiasmo y terminé por cantar el tema musical de la película junto a todos. Sí, el tema engancha,  y esta canción enganchó a los cubanos por mucho tiempo. Todavía la canción sigue evocando viejos tiempo con nostalgia. Inmediatamente, por esa indescifrable asociación de ideas recordé cuando estudiada en la universidad. Pasaron por el aula informando que teníamos que preparar alguna activada cultural, era el festival estudiantil que todos los años se organizaba en la universidad. En ese momento traté de descifrar que era lo que le pasaba a las chicas, pero no quise preguntar. Mi impaciencia se mantenía a niveles tolerables, aunque detrás de mi alguien expresó vagamente su inconformidad por la demora. El teatro universitario estaba lleno a tope, todos los grupos de cada carrera debían presentar como mínimo una actividad cultural: un cantante, grupo musical o alguna pequeña obra de teatro… cualquier cosa; incluso un declamador cómico o dramático. Aquellos festivales eran fantásticos, es incalculable el potencial artístico que se puede encontrar en los estudiantes  universitarios. Los presentadores, también estudiantes, salen a las tablas y hacen su introducción sobre el espectáculo de ese año; sin perder mucho tiempo anuncian el primer participante. Un dúo femenino del 4to año de la carrera de ingeniería mecánica. Esa noche, como siempre, las expresiones del público son abundantes, desde el clásico ¡bravo! hasta alusiones directas a las formas y aspecto de los “artistas”. Con nerviosismo el dúo comienza su actuación, sus voces y la banda sonora llenan todo el teatro con una canción muy de moda del grupo español Mocedades:
Como una promesa, eres tú, eres tú.   Como una mañana de verano.   Como una sonrisa, eres tú, eres tú. Así, así, eres tú. Los aplausos no se hicieron esperar, y la canción transcurrió con la normalidad de cantantes aficionados que hacían su esfuerzo por lograr una versión casi calcada de la original. Los colegas del mismo grupo nos sentamos juntos, los comentarios entre nosotros y  bufidos convertían la atención en algo caótico. Estábamos allí más que todo para divertirnos y de eso iba, tratando de conseguir los comentarios más sarcásticos, que a viva voz les dedicábamos a los artistas. No se habían calmado las voces del público de la primera actuación, cuando anunciaron: “‘Los Inmortales’, segundo año de mecánica”. Los chavales iban vestidos de negro total. Arrastraron un piano al centro de la escena, varios equipos de amplificación y acomodaron un batería con solo dos redoblantes… Entonces los de las guitarras, el bajista, hasta el pianista, se colocaron de espalda al público y, al tiempo que sonó el primer acorde de guitarras, saltaron haciendo un giro en el aire, cayendo justo de frente al público. La música estalló presagiando un formidable rock. Las voces en coro, chirriaron: “Como una promesa, eres tú, eres tú.… “, y se escuchó un aaah!!! (mezcla de sorpresa y decepción)  de todo el publico, que rápidamente se repuso y comenzó a cantar fuera de tiempo. El rock, por aquella época, despertaba un agradecido entusiasmo en las multitudes y muchos se atrevieron y se subieron en los asientos, tratando de seguir con sus movimientos de cabeza la versión roquera de “Eres tú…”. No se habían calmados los ánimos, cuando los presentadores anunciaron con muchos halagos un quinteto vocal formado por dos mujeres y tres hombres. “Ahora sí… Los Mocedades…”,  alguien gritó con toda claridad. Las risas y los comentarios que generó el comentario se interrumpieron abruptamente cuando la música  abarcó el recinto y, en la medida que los acordes identificaban la canción, las risas retumbaron mientras el quinteto comenzó su interpretación… Como una promesa, eres tú, eres tú. Como una mañana de verano.  Esta vez todo el público se entregó con  hilaridad a cantar la canción. El quinteto logró conectar perfectamente, era una simbiosis perfecta. Se habían formado cientos de nuevos quintetos entre el público y la canción retumbó como un himno… algo así eres tú, Mmm-mmm algo así como el agua de mi fuente algo así eres tú. Uuu-uuu Todos teníamos la canción muy bien aprendía y, aunque hasta el momento era la única que se había interpretado, nadie mostraba aburrimiento. Creo que era lo mejor. La canción gustaba, estaba de  moda y apetecía escucharla y escucharla, también cantarla y cantarla. Los presentadores aparecieron una vez más, pero nadie les hacía caso, el teatro era una algarabía y todavía existían algunos reductos dónde  “eres tú…” seguía entonándose. De momento apareció una chica que fue presentada como una solista de primero de economía. Se hizo silencio en toda la sala. Menos mal, pensé, algo diferente. Creo que todo el público pensó lo mismo, porque el silencio era general. Comenzó la música de fondo muy bajo y se escuchó decir a la chica: “Ahora para ustedes, declamaré un bello poema…” La música de fondo elevó su volumen y la chica con fuerte cadencia, recitó:  Como una promesa eres tú… ¡Increíblemente se hizo un silencio absoluto… magnetizó al publico!. Pero el ambiente sacro quedó profanado por un descomunal Mmm-mmm… al final del siguiente verso (sí, lo que ya pueden sospechar, todo el teatro haciendo el coro de la canción). Absolutamente todo el público, puesto de acuerdo por la magia de unas repeticiones perseverantes, entonó  el coro más descomunal que oídos humanos han escuchado para esta canción. Como una sonrisa, eres tú. Uuu-uuu…. (el público entona con la melodía. El coro TOTAL) Así, eres tú. Uuu-uu…. Uuu-uu…. (El coro, cada vez más ¡TOTAL!, con cada verso, hasta el final de la declamación) Volví a la realidad en ese mismo instante. Las personas que estaban detrás de mí en la cola del cajero automático increpaban a la jovencitas que todavía no podían acertar con aquella endiablada maquina. Yo tenía una marcada sonrisa (imagino que nadie se explicaba la razón) mientras las mismas exasperadas personas me sugerían que me apresurara. Las jovencitas  se fueron y no sé si lograron su objetivo. Al extraer mi dinero, miré dos o tres veces, algo desconcertado, comprobando si la cantidad que me dio el cajero era la que pedí. Estaba tan desconcertado  que tuve que tirar rápido de la tarjeta antes de que aquella máquina se la tragara… y todavía tuve que girar para recoger el comprobante, avisado por la siguiente persona que iba a utilizar el cajero. Me fui con mis euros y con mi uuu-uu… uuu-uu… a otra parte. No miento si les digo que en aquel festival estudiantil, más del 90 por cien de las actuaciones o, como se pueda llamar aquello, fue para cantar “Eres tú…”. Quizás se puedan reír o no creerlo, pero fue así.  No seriamos cubanos si no le “damos fuego al jarro, hasta que suelte el fondo…”. Eso es lo que explica que, después de ver como nos han ido las cosas por la Isla, todavía sigamos creyendo que “somos lo mejores del mundo…”.

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