domingo, 5 de febrero de 2017

Lo que siempre quisiste saber de ¡Ay Mamá Inés!




Quién lo diría, un tango-congo titulado ¡Ay Mama Inés! terminó siendo una de las canciones cubanas más populares y de las más versionadas.

Qué cubano, cansado o con poco ánimo, no se ha acercado a una taza de café humeante en algún momento y ha pensado ¡Ay Mama Inés...!, como dando gracias a la Doña. (Para una definición de tango-congo, MORENO FRAGINALS 2006:22).
Su compositor, Eliseo Grenet, está entre las grandes figuras de la canción cubana y no han sido pocos los cantantes que han interpretado a Mamá Inés. Con tantas versiones, la música de Grenet terminó por escucharse en casi todos los estilos. Y como la expresión “todos los negros tomamos café” expresa una especie de plenitud de satisfacción, no es de extrañar que existan “infinitas” alusiones a ella. Entre las más curiosas está este artículo sobre las luchas por los derechos civiles en USA, donde la frase se utilizó como exergo para el artículo.


Sin embargo, poco después del estreno de la canción allá por 1927, dos discográficas se disputaron sus derechos…  Algo que comentaré más adelante. Antes, quiero mostrar un video con una pequeña muestras de versiones que se le han hecho a la canción.




En el blog “Música cubana”, se publicó una entrada que narra de manera muy sintética la historia que se cuenta en la zarzuela, pego aquí tres párrafos:


En 1927,  Eliseo Grenet conjuntamente con  Ernesto Lecuona y con libreto de Aurelio Riancho, estrenan  la zarzuela "Niña Rita", donde incluye el famoso tango congo "¡Ay, mamá Inés!", con la interpretación de la famosa cantante "Rita Montaner".
La obra en cuestión narra la historia de la negra esclava  Mama Inés,  muy rumbera y bailarina, que fuma siempre un tabaco cubano. Y que sólo interrumpe para saborear, una taza de recién colado café. Es un personaje que refleja la época de la Cuba colonial.
La obra se estrenó el 29 de septiembre de 1927, en el "Teatro Regina", actual Casa de la Música de la Habana. La obra se iniciaba con la afamada canción ¡Ay Mama Inés! interpretada por la talentosa Rita Montaner que salía al escenario y, mientras el personaje lustraba unos zapatos, cantaba ¡Ay, mama Inés!...


para ampliar imagen piche aquí
Después que la canción fue interpretada, se convirtió en deseo de muchos. Y muy pronto la Victor Talking Machine y la Columbia Gramophone, dos casas impresoras de discos gramófonos, se disputaron la propiedad del Tango-Congo. Fueron a juicio y el juez no pudo desentrañar quién carajo era el dueño; según cuentan las noticias, era tal el cúmulo de pruebas aportadas por ambas partes que el juez definitivamente no tomó partido por ninguna y declaró que la canción era de dominio público. En el mismo juicio se aclaró que aquella canción había sido cantada en un sainete que se interpretó en el antiguo teatro Correo, nada más y nada menos que en el año 1879. La noticia de aquel juicio trascendió el ámbito local y varios periódicos, incluidos españoles, se hicieron eco del suceso, entre ellos  “La Correspondencia de Valencia” que el martes 18 de septiembre de 1928 publicó la noticia (adjunto una imagen con la nota enmarcada).


A raíz de aquel litigio, Juan Manuel García Garófalo, director de la biblioteca Martí de Santa Clara, publicó en octubre del año 1929 en La Voz de Villa Clara un artículo sobre el origen de aquel son. Se dice que música y letra pertenecen a unos aficionados que representaron la obra en la barriada del Cerro allá por el año 1880, y que un tal señor Juan de la Cruz (es un pseudónimo) atribuye el origen a un suceso todavía anterior.
Don Fernando Ortiz recoge el artículo en sus Archivos del Folklore Cubano, vol. V núm. 2. Aquí me limitaré a copiar los párrafos que para mi son más significativos:

Una Comparsa en Villa Clara
El 25 de Julio de 1868, vivía en esta ciudad un respetable caballero que gozaba del concepto popular de ser un gran criollo, de amplia riqueza moral y material. Este ilustre villaclareño que llegó a ser alcalde municipal en aquella época tenía su residencia en la calle del Calvario, hoy Martha Abreu, y se llamó Mariano Mora.
En la fecha citada y con el fin de rendir un homenaje a la esposa del señor Mora, la llamada gente de color salió a la calle una nutrida comparsa que se titulaba El Ingenio La Pepilla, nombre de una finca azucarera que pertenecía al señor Mora.
Como estaba organizada la comparsa
Esa comparsa, en la que figuraban caballeros y señoritas, fué organizada por el señor José María Ramírez, conocido por El Colorado, auxiliado por otros individuos. Representaba la comparsa la dotación de un ingenio, con su mayoral, boyero, contramayoral, mayordomo y administrador. Los que formaban la comparsa vestían indumentarias llamadas de esquifación, [...]
Sus instrumentos eran el tambor africano y el triángulo de hierro o muela con que acompañaban el canto. Bailaban una especie de danza o rumba que hoy llaman puntos, en verdad una mezcla de rumba, bailes africanos y del llamado cocuyé [...]
Quiénes componían la comparsa
Hacía el papel de dueño del ingenio, Patricio Pentón; Liborio Sola, de administrador; Leoncio Vicuña de mayoral; Andrés Oliver, conocido por Gangarria, de contramayoral; Rufino barrio, de mayordomo; Felipe Prieto, de boyero, y tocaba la campana Julián Grande.
En qué consistía el homenaje
Al llegar a la casa que deseaban obsequiar, los componentes de la comparsa cantaban:
Aquí están todos lo negros
Que venimos a saber
Si nos conceden permiso
Para ponerno a moler


Entonces se tocaba la campana y comenzaba la molienda, simulando al sonar el mayoral un pito [...] y mientras se ejecutaba esa escena mímica cantaban y bailaban:
¡Ay, Mamá Inés!
¡Ay, Mamá Inés!
Bamo a cortá la caña
que bamo a molé


[...]
Quién inventó la comparsa
La comparsa fue inventada por un grupo de artesanos, hombres de color honrados y laboriosos. Nadie sabe por qué se adoptó el estribillo de Mamá Inés, ni quién era esta señora que todos llamaban, aunque se supone que el nombre sólo fuese un pretexto para buscar consonante a la palabra moler.
Todos los que pudieran ilustrar el asunto han muerto, quedando sólo el señor Joaquín Montenegro, que actualmente casi siempre está en la logia Progreso de esta ciudad.
Se repitió la comparsa

El 12 de agosto de 1868, día de la patrona de Santa Clara, volvió a recorrer la comparsa las calles de la ciudad a petición del público, y como nota pintoresca se añadió al personal un grupo de típicos caleseros. Y se recuerda en esta ciudad gran número de los componentes de la comparsa, poco después, al estallar la revolución emancipadora en este distrito, se sumaron a las filas insurrectas, pereciendo la mayor parte de ellos en la contienda.
----- fin de la cita  -----
Cuando terminé la redacción de esta entrada, busqué en Youtube versiones de la canción y entonces encontré este video, que se emitió en la televisión cubana.


(El vídeo al que hago referencia ha sido retirado, lo he buscado por otras vía, pero no lo he encontrado. De todas manera dejaré su referencia.)

Lo interesante del video es que el escritor-investigador Ramón Fajardo hace referencia a “algunos artículos que proceden de Santa Clara”, donde se habla del origen de la negra que da nombre al Tango-Congo. Y en el minuto 02:25  se refiere al célebre estribillo de la canción y dice que ya se recoge en los mencionados “artículos” en la forma dada a conocer por la zarzuela de Grenet : “Aquí están todos los negros, que venimos a pedir, que nos concedan permiso, para cantar y bailar”.

Este dato, además de la información acerca de que Mamá Inés era una “negra partera” propiedad del señor Mora (por tanto de nombre Inés Mora), que cuidaba los niños de las esclavas que iban a cortar caña, no podemos contrastarlo, puesto que Ramón Fajardo no referencia con mayor precisión su fuente. Aunque no hay motivo para dudar de su palabra, ni parece razonable pensar que se lo hubiese inventado, me interesa señalar el hecho de que nada de lo subrayado por Fajardo (la identidad de la negra Inés y la letra del estribillo) coinciden con lo recogido por Garófalo respecto a la comparsa de 1868, para la que se habría compuesto nuestra pieza.
La identidad de Inés como “negra partera” se deduce directamente de su título “mamá”, pues así se designaba a las nodrizas de la época. Pero, de ahí a concederle naturaleza de personaje histórico real, hay un trecho que  Juan Manuel García Garófalo no confirma: “Nadie sabe por qué se adoptó el estribillo de Mamá Inés, ni quién era esta señora que todos llamaban, aunque se supone que el nombre sólo fuese un pretexto para buscar consonante a la palabra moler”.
Pero, además, ¿a quién se refiere con “nadie sabe”?. Garófalo escribió su artículo original en 1929, por tanto mucho después de la composición y celebración de la famosa comparsa, pero insinúa que se ha informado a través de alguno de sus protagonistas: "Todos los que pudieran ilustrar el asunto han muerto, quedando sólo el señor Joaquín Montenegro, que actualmente casi siempre está en la logia Progreso de esta ciudad". Se deduce, por tanto, que Garófalo se informa a través de una fuente directa.

Respecto al estribillo, vuelve a resultar chocante que Garófalo no recoja los versos citados por Fajardo, “Aquí están todos los negros, que venimos a pedir, que nos concedan permiso, para cantar y bailar”, sino otra versión diferente (Garófalo, s/d.: 161), que, seguramente no por casualidad, con la etiqueta “Anónimo 1868”, reproduce íntegramente Lezama Lima en su Antología de la Poesía Cubana (2002: 168):

Aquí etán todo lo negro,
que benimo a sabé,
si no consede pemmiso
pa ponenno a molé.

¡Ay, Mamá Iné!...
Bamo a cottá la caña,
que bamo a molé.
¡Ay, Mamá Iné!...
¡Ay, Mamá Iné!...


Sería interesante acceder a las fuentes mencionadas por Ramón Fajardo para comprobar hasta qué punto Grenet y su zarzuela fueron fieles a la versión popularizada en Santa Clara en 1868 o, por el contrario, innovaron respecto a la misma o, incluso y ¡vaya usté a sabé!, si todas las versiones conocidas no son sino variantes de una misma composición popular…

Bibliografía
GARCÍA GARÓFALO, J.M. (s/d; or. 1929). "Los orígenes del son Mama Inés", en Archivos del Folklore Cubano, Vol. V, nº 2, pp. 160-163 (en linea:https://drive.google.com/file/d/0BxBxhnG4V7R8al9wUmQxdWtweVU/view )




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