sábado, 1 de diciembre de 2018

Una lista de 40 temas cubanos, quién no los reconoce...




¿Conocen el test de “cubanidad”?. Interesante costumbre de los cubanos de someter a otros a una evaluación en temas nacionales. Lo simpático de todo es lo fácil que resulta contestar con éxito a la mayoría de las preguntas. El cuestionario es una colección de sucesos, costumbres y dichos que han estado ligados a la cotidianidad de la isla desde que surge como nación. Además de tener su atractivo por lo simpático, también funciona como una reafirmación “étnica”.

viernes, 4 de mayo de 2018

De la calle Enramada de Santiago de Cuba, hasta el “viejo chocho” de Mao




Frente al Palacio de Justicia de Santiago de Cuba, mientras esperábamos por Juan, César y yo teníamos una discusión interminable sobre cuáles eran las razones de la mala prensa que tenía la República Popular China y, lo que era más sospechoso, las preferencias del gobierno cubano por los soviéticos frente a los maoístas; por qué unos sí y otros no, ¡acaso no eran comunistas los dos!


¿Oye, es verdad que Fidel dijo que Mao era un ‘Viejo Chocho’?. Le pregunté a César. (1)
Reímos a mandíbulas abiertas, como se dice normalmente cuando la risa es destornillante.

sábado, 17 de febrero de 2018

Toros en la vía!?




Era medianoche y varios amigos discutíamos si seguir de fiesta o largarnos a casa. De pronto, una panda de chamacos desembocó por la calle Santo Tomás, en el Parque Céspedes de Santiago de Cuba.  Gritaban y reían de manera desaforada. Fue tal la sorpresa que, al unísono, nos subimos en un banco. Y desde allí vimos aparecer dos toretes de más de 180 kilos que iban embistiendo a diestra y siniestra todo lo que se les cruzaba por delante.

foto tomada del muro de Facebook de Jorge de Feria

Pasado el susto y todavía de pie sobre el banco, reíamos y comentábamos como arrastraban a uno por la cola. Uno de los chicos, sin camisa, descalzo y en pantalones cortos, imitaba “pases de torero” con una camisa roja a modo de capote, mientras otros seguían molestando al torete.

martes, 13 de junio de 2017

La Escuela al Campo en Cuba. Yo estuve en Macanacú. 3ra Parte



Si hablamos de la comida que nos servían en Macanacú, almuerzo y cena, podemos decir con toda rotundidad que era muy mala y siempre la misma: sopa y “galletas campesinas” -¿no aclaré antes como eran las galletas?-, pues lo hago ahora: grandes, sosas, elásticas como chicle y hechas con harina rancia. Muy malas…


Pero quiero señalar un detalle no menos importante, a la hora de comer (cenar) tenías que andarte ágil… Porque te podías quedar sin ella. Y había algo peor, más jodido, que te dieran un plato con sorpresa desagradable. Amelia Henríquez me contó que en una ocasión le dieron una sopa de pollo y que la de ella ¡tenía la cabeza con los ojos, el pico y la cresta del pollo!

miércoles, 17 de mayo de 2017

La Escuela al Campo en Cuba. Yo estuve en Macanacú. 2da Parte




Antes les conté que perdí los zapatos al saltar del camión y que una profesora me trajo zapatos nuevos. Pues hay más...



Me escribe Marta Henríquez:
Yo estuve en Macanacú, recuerdo ese momento del cambio de las guaguas para los camiones, la lluvia, el fango, los camiones patinando en el lodo. Juanita, una amiguita mía, se puso tan nerviosa que daba gritos y corría en el fango arrastrando los pies dando vueltas sin sentido. Yo más bien me divertía con toda aquella locura, claro tenía 13 años, no medía peligros. No recuerdo haber comido gofio al llegar, si sé que me tiré en una litera y me quedé dormida, me despertó mi hermana Amalia llorando, porque no me encontraba y no sabía que había pasado conmigo después de un viaje como aquel. Pero es maravillosa la juventud, a pesar de todo esto disfrutábamos a los Fórmula V, cantábamos, pasábamos hambre, bailábamos, llorábamos y reíamos.

domingo, 30 de abril de 2017

La Escuela al Campo en Cuba, “En el campo alegre” Formula V (Macanacú). 1ra Parte




Domingo, Parque Abel Santamaría, frente al Centro Escolar 26 de Julio, antiguo Cuartel Moncada (Santiago de Cuba).

Llegué al parque de mañana junto a mi papá, mi mamá y mi hermano menor. Mi papá cargaba una maleta de madera que fabricó el abuelo con tablas de madera recia. El viejo quería asegurarse que estuviera blindada; aquella maleta pesaba lo que una vaca. El parque, aunque era temprano, estaba lleno de estudiantes listos para asistir a su primera Escuela al Campo, todos con maletas de madera.

jueves, 23 de marzo de 2017

Los cinco beneficios que se obtienen solo con hablar de Cuba



Hablar de Cuba te libera, te proporciona cierta autoridad, da prestigio, es sexy y nos hace reflexivos.


Cuando era un chamaco no hubo zona de mi ciudad, por intrincada que fuera, que no recorriera con mi bicicleta. La mayoría de las veces tirando pa’los barrios que están en la bahía; por La Turística. Muchas veces visité el Castillo del Morro, que hoy es un museo. Por aquellos años era una ruina llena de orina y mierda en cada rincón, con un Cristo de palo en una cruz, pálido y con una mirada de “buey degollado” que daba miedo. No sé qué tiempo llevaría allí y, para la relación que tenía Cristo con el sistema en aquellos años, inexplicablemente no se le veían daños considerables.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Se retira en un juzgado de La Habana la demanda que reclamaba los derechos de autor sobre la expresión “Cantó el manisero”



Un comité de ciudadanos militantes del PCC de Plaza de la Revolución, en La Habana, había iniciado meses atrás una demanda por los derechos de autor de la frase “Cantó el manisero”.



El representante del comité había declarado a la prensa que en esta demanda no había ninguna intención de enriquecimiento ilícito. Todo el dinero que se obtuviese por los derechos de autor de la frase se destinaría al mantenimiento de la piedra donde descansan los restos del  “Comandante en Jefe”.

jueves, 16 de febrero de 2017

Una familia cubana ha sido detenida por la policía Nacional



Una familia cubana residente cerca del complejo turístico de Guamá, en la Ciénaga de Zapata, ha sido detenida por la policía Nacional. El padre de familia R.C.R. (usaremos sus iniciales para proteger su identidad) y sus hijos siguen en dependencias policiales acusados de maltrato animal, suplantación de identidad y apropiación indebida.


domingo, 5 de febrero de 2017

Lo que siempre quisiste saber de ¡Ay Mamá Inés!




Quién lo diría, un tango-congo titulado ¡Ay Mama Inés! terminó siendo una de las canciones cubanas más populares y de las más versionadas.

Qué cubano, cansado o con poco ánimo, no se ha acercado a una taza de café humeante en algún momento y ha pensado ¡Ay Mama Inés...!, como dando gracias a la Doña. (Para una definición de tango-congo, MORENO FRAGINALS 2006:22).
Su compositor, Eliseo Grenet, está entre las grandes figuras de la canción cubana y no han sido pocos los cantantes que han interpretado a Mamá Inés. Con tantas versiones, la música de Grenet terminó por escucharse en casi todos los estilos. Y como la expresión “todos los negros tomamos café” expresa una especie de plenitud de satisfacción, no es de extrañar que existan “infinitas” alusiones a ella. Entre las más curiosas está este artículo sobre las luchas por los derechos civiles en USA, donde la frase se utilizó como exergo para el artículo.


miércoles, 16 de noviembre de 2016

Lola, diez minutos antes de las tres



Diez minutos antes de las tres de la tarde Lola, voluptuosa y exquisita, está desnuda sobre su cama: espléndida. Con sus propias manos acaricia sus piernas, se siente lo que es: una escultura de mujer.


Ella, la mejor pagá puta de La Habana reposa después de la lujuria vivida, amortizada por su cliente. Lola: tributo al monumento vivo de la sensualidad.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Desembarco en U.S.A. (IV) Final




Capítulo IV. El desembarco.


Amanece y la luz se apodera de todo. Los tripulantes del Katamarán, exhaustos, comienzan su desembarco. Anclan a unos metros de la orilla, se quitan toda la ropa, que está completamente mojada; y se quedan en trusa (traje de baño). Es el Caribe, pero en esta época hace algo de frío y deciden hacer fuego. Agrupan la madera que ha recalado en el lugar y, con la bujía del motor y algo de combustible, encienden una fogata. Entonces ven que alguien les hace señas con una linterna desde el otro lado de la bahía. Pero no pueden responder… ya no tienen linterna, la rompieron.


Todavía no tienen seguridad de si llegaron a territorio americano, por eso están pendientes a todo lo que se mueve. Y entonces ven como un destroyer con la inscripción US. NAVY entra en la bahía y ellos, como náufragos, saludan batiendo los brazos dirigiéndose a los marines, que primero miran con ciertas dudas, pero luego responden como gente normal a los saludos.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Onel y su destino... (III)



Capítulo III. Se largan…


Por mucho que le pregunté, no logré que Onel pudiera explicar, en orden, lo que hizo o pensó  ese día, narrándome la historia a ráfagas. Entonces decidí que, sin inventar nada y siendo lo más fiel posible a los hechos, narraría las cosas como pienso que pudieron pasar.


Es el día.


Días antes de la salida hacen un ensayo general, simulan disfrutar como familias normales de un día de playa. Pero cuando llega el “gran día”, y Onel espera que Marta le acompañe de nuevo a la playa de Cazonal, ella se niega. No puede resistir la idea de ver a Onel en aquella “cosa” hacerse a la mar.

lunes, 12 de septiembre de 2016

“...Onel se enfrenta a su destino y surge… la Aventura”. (II)




Capítulo II. El diseño y su fabricación.


Con Onel involucrado a tope y, considerando, el conocimiento que pueda aportar Omar, seguía siendo un proyecto de dudoso éxito.


Lo primero: había que sellar completamente el sidecar, no podía hacer agua de ninguna manera, porque las posibilidades de achicar resultarían imposibles. Había que repasar cada costura del sidecar con acetileno, lijarlo y pintarlo para dejarlo como nuevo. Cuentan que cuando el sidecar estaba contra una pared esperando ser utilizado, muchas personas que visitaban la casa de los Henríquez en Cuabitas (Barrio de Santiago de Cuba) le decían a Onel: “eso parece un bote”. Onel sonreía con su risa “pícara de ingenuo”, pero la verdad es que se asustaba. ¿Y si lo descubren…?  Sí, sentía miedo de que descubrieran sus planes.

domingo, 11 de septiembre de 2016

“En la inmensidad del mar, Onel se enfrenta a su destino y surge… la Aventura”. (I)



Capítulo I. Una idea sensacional.


Cuando Onel acarició con sus manos aquel catamarán en miniatura, algo se iluminó en su cabeza y tuvo la mayor de sus ocurrencias: “Esto lo puedo hacer yo”, se dijo, y decidió que podía convertir un sidecar, de una moto Júpiter, en algo así como un catamarán.


No fue la primera vez que pensó irse de Cuba, ni su primera intentona. Quizá las ganas de largarse le llegaron después de estar escuchando, años tras años, hablar y hablar de los logros y beneficios de la Revolución y ver cómo la realidad se obstinaba en mostrar lo contrario; o tal vez siempre se quiso ir de Cuba.

lunes, 20 de junio de 2016

El Discurso



Se dice que los cubanos somos adictos a los discursos, y no solo a escucharlos sino también a darlos.



Esa costumbre no es solamente cubana; charlas de bar (o de borrachos) existen por todo el mundo y en todas las etnias. Pero en el caso cubano no es un asunto de elocuencia etílica. Los cubanos… bueno no, mejor así: cualquier cubano está preparado -anímica e intelectualmente- para soltar una “muela” moralizante (o un “rollo” como dicen in Spain) en cualquier momento y en cualquier lugar. Y siempre habrá otro cubano dispuesto a recibirla… y a rebatirla con otra “muela” superior.

jueves, 21 de abril de 2016

Homo ruiditus



En una conversación postcoital, en uno de esos intervalos de silencio, mi novia lo interrumpe para comentar algo sobre los ruiditos que hago… “Vamos, que tú también los haces y bien alto”, le digo. “Que no, que no me refiero a esos”.



En aquel momento la conversación gira sobre esos sonidos que de niño me han acompañado: “Pum, pum…”, “Fuacatá… pin, pan... pin, pan…”, “¡Boom!”, propios de las guerritas que armaba con soldaditos y con los amigos en batallas de policías y bandidos. Lo sorprendente es que todavía, cuando he cumplidos más de… los años suficientes, lo sigo haciendo; según mi novia.

viernes, 12 de febrero de 2016

Secreto Golpe de Estado en Cuba




¡Golpe de estado en Cuba!

Cuando hablamos de un golpe de estado automáticamente lo asociamos a militares por las calles, tanques y todo tipo de violencia, porque un golpe de estado es un cambio de gobierno a lo bestia. Sin embargo, en su libro Jorge Grave de Peralta nos habla de un suceso que, si tenemos en cuenta su repercusión en el extranjero y en la misma Cuba, se me antoja un golpe muy light. Es decir, considerando los usos y costumbres latinoamericanos, no se puede hablar de un golpe de estado en toda regla.

Pero antes de seguir con este asunto quiero decir algo: conocí a Jorge Grave de Peralta en Santiago de Cuba estudiando matemáticas y trabajando, al mismo tiempo, como programadores. Siempre fue un “personaje” sorprendente por sus ocurrencias. Lo “malo” -y lo digo en el buen sentido de la palabra- es que generalmente llevaba razón en sus ocurrencias.

Hace varios meses atrás me dijo: “Raúl le dio un golpe de estado a Fidel…” y yo, aunque  siempre me tomo en serio a Jorge, largué una risotada. Pero, sin inmutarse, Jorge completó la frase: “y escribí un libro sobre el tema”. Entonces me dije: ¡Oh!, esto hay que verlo o, mejor dicho, leerlo. Después de tres chat me convenció y al final terminé leyendo el libro. Tenía que sentarme con calma a revisar línea a línea su hipótesis.

viernes, 22 de enero de 2016

La Abuela y Los Beatles





Un día, Mongo Maurisset me comentó lo “maravilloso” que resultó que The Beatles fueran censurados en Cuba -por constituir una fuente de “diversionismo ideológico”-. Así, según él, disfrutamos del grupo con el sabor que tiene lo prohibido y, también, durante más tiempo…

Estoy de acuerdo, porque al no escucharlos libremente en la radio, sus canciones nunca llegaron a hartarnos del todo.

Pero siempre que hablo de Los Beatles –y mira que lo hago- recuerdo a mi abuela materna, Estrella Soria Ramos, con toda seguridad la persona que más canciones de los Beatles ha escuchado. Y estoy hablando de un periodo que va desde que tocaban en el famoso “Cavern Club” hasta hoy.

En casa de la abuela teníamos un tocadiscos tan grande como cualquier otro mueble de la sala. Allí también vivían mis primos Rafaelito (El Flaco) y Enrique (Kiko), dos jóvenes que, cuando despertaban cualquier día de la semana, lo primero que hacían era hacer sonar el Second Album o el Help. La abuela, que ya estaba despierta con sus tareas hogareñas, iniciaba también su nuevo día de Beatles. Incluso, cuando los primos comenzaron a trabajar y se iban al curro, podía suceder que entonces llegara Rafle, otro primo (todavía adolescente) que, en aquella época (hoy sigue con lo mismo), andaba con su guitarra componiendo y cantando. Pues ¿saben qué?, Rafle también hacía sonar los discos de los Beatles. 

Muchas veces también llegaba yo por la tarde a casa de la abuela, con algún amigo de la escuela, precisamente para escuchar a Los Beatles. ¿La abuela?, por allí, en sus cosas de la casa. En aquella época mi abuela y yo escuchamos tantas veces Please Mr. Postman, que yo la podía cantar, en inglés, sin saber qué carajo decía la letra. ¿Lo dudas?, pregúntale a Iliana Ballester si es verdad o no. Ella estudió conmigo en la secundaria y lo podrá confirmar. Averigua pa’que veas.

Más de una vez algún amigo de mis primos (de los que vivían en el Reparto Fomento) llegaba, saludaba, preguntaba por El Flaco y, estuviera o no, encendía el tocadiscos y escuchaba a Los Beatles: Rubber Soul o Revolver. ¡¡Sí, sí, Armandito Calzadilla, tú también!!, aunque no te veo en Facebook. ¿Por dónde andarás…?

Llegaba la tarde y muchas veces la abuela se sentaba en el portal de la casa a descansar, pero, si en casa estaban mis primos, allí podía encontrar a Chichi, Wany o Jorgito Cola’e Pato que, seguro, estaban escuchando música de… Los Beatles.

Una tarde entró Rafaelito (El Flaco) a toda carrera en la casa. Llevaba una cinta magnética (en aquella época eran unos rollos del carajo) que me mostró a la cara mientras decía: “La última canción de los Beatles, es una canción larga… la más larga de todos los tiempos”. Efectivamente, me pareció infinita. Rafaelito, mientras sonaba la canción, no dejaba de mirarme con los ojos muy abiertos. Para él, todo lo que tenía que ver con los Beatles era algo trascendental. Y ¿saben qué?, mientras Hey Jude inundaba toda la casa, mi abuela seguía a lo suyo. Recuerdo perfectamente ese día, esa tarde. La abuela, mientras fregaba platos, fumaba uno de aquellos cigarrillos Vegueros tan largos como Hey Jude. En un momento llegó hasta la sala de la casa, donde disfrutamos a todo volumen la canción. Se quedó mirándonos varios segundos y, con el cigarrillo a un lado a lo Humphrey Bogart, hizo una pregunta en voz alta: “¿Esto no tiene final?”, mientras continuaba el Laaa la la lala laaa… hey Jude, de fondo.

Durante años en casa de la abuela se escuchó música de Los Beatles, desde la mañana hasta la noche. Los sábados igual, aunque MÁS alto. Y eso que en Cuba, en aquellos años, era muy peligroso escuchar su música. Te podían considerar un “desafecto” a la Revolución… Era música en inglés, “la lengua del enemigo” y, entonces, estabas muy jodío.

¡Ah, se me olvidaba algo interesante!. Yo nunca escuché a la abuela tararear ninguna de las canciones de los Beatles y sospecho –¡qué digo sospecho, estoy seguro!- que las podría cantar de memoria,  ¡y en inglés!

Un cucurucho de maní. El Manisero





El Manisero. Entras en la Wikipedia  y no hay mucho sobre esta canción. Es verdad que está lo esencial; pero sabe a poco.

Porque, como dijera Orlando González Esteva:

El manisero, como la vida misma, que no es más que música teatralizada, está hecho de tiempo: llega, propone, urge a no desoír su propuesta, advierte que se va, no cesa de hacerlo, y luego de desdibujarse entonando sus compases finales, con voz cada vez más débil, desaparece.

No hay canción cubana de enjundia más universal.