viernes, 12 de febrero de 2016

Secreto Golpe de Estado en Cuba




¡Golpe de estado en Cuba!

Cuando hablamos de un golpe de estado automáticamente lo asociamos a militares por las calles, tanques y todo tipo de violencia, porque un golpe de estado es un cambio de gobierno a lo bestia. Sin embargo, en su libro Jorge Grave de Peralta nos habla de un suceso que, si tenemos en cuenta su repercusión en el extranjero y en la misma Cuba, se me antoja un golpe muy light. Es decir, considerando los usos y costumbres latinoamericanos, no se puede hablar de un golpe de estado en toda regla.

Pero antes de seguir con este asunto quiero decir algo: conocí a Jorge Grave de Peralta en Santiago de Cuba estudiando matemáticas y trabajando, al mismo tiempo, como programadores. Siempre fue un “personaje” sorprendente por sus ocurrencias. Lo “malo” -y lo digo en el buen sentido de la palabra- es que generalmente llevaba razón en sus ocurrencias.

Hace varios meses atrás me dijo: “Raúl le dio un golpe de estado a Fidel…” y yo, aunque  siempre me tomo en serio a Jorge, largué una risotada. Pero, sin inmutarse, Jorge completó la frase: “y escribí un libro sobre el tema”. Entonces me dije: ¡Oh!, esto hay que verlo o, mejor dicho, leerlo. Después de tres chat me convenció y al final terminé leyendo el libro. Tenía que sentarme con calma a revisar línea a línea su hipótesis.


Apenas terminé las primeras 80 páginas, me lo creí todo. Teniendo en cuenta que Jorge demuestra, paso a paso, cada detalle del golpe, estoy sin argumentos para rebatir sus planteamientos.

Comenzando por lo siguiente:

No es un secreto para nadie que a Fidel Castro lo que mejor se le daba era producir bandazos en economía. Tuvo tiempo, recursos  y dinero soviético de sobra para desarrollar sus “brillantes ideas”, pero en Cuba nunca hubo el menor atisbo de desarrollo propio en ningún campo. Cuando Fidel perdió el subsidio soviético, le sobrevino un estado de esquizofrenia total, no dudó en acusar, en pleno Período Especial, de “enriquecimiento ilícito”  a los octogenarios que intentaban vender dos o tres cabezas de ajo en la puerta de su casa. Pero lo que lo desquició definitivamente fue comprobar que la economía doméstica cubana lograba sobrevivir -incluso mejorar- con la simple apertura de actividades económicas privadas: peluquerías, restaurantes familiares (paladares), “mecánicos” de fosforeras (encendedores), afiladores de tijeras, vendedores ambulantes de maní. Parece un chiste, pero eran ocupaciones prohibidas en Cuba por considerarse subversivas.

En aquella situación y desesperado por sus “ideales”, se propuso y logró, trapicheando con los médicos cubanos, apoderarse del petróleo venezolano. Entonces se le ocurrió volver a las estructuras del Estalinismo, de cuando Leonid Brezhnev era su patrocinador. Y públicamente amenazó (de la mano de Chávez) con acabar con todas las prácticas privadas que se asumieron en el Período Especial. Pero aquello no lo aguantó nadie; ni su hermano, y mucho menos los generales-capitalistas que ya tenía armado un enorme tinglao de empresas, con filiales en el extranjero y todo.

Con estos antecedentes, y cuando Fidel estaba viviendo una desenfrenada actividad política para retomar sus ideas del socialismo primigenio, le vinieron unas cagaleras que por poco se lo llevan (según la versión oficial). En ese momento Raúl lo sustituyó y detuvo con un golpe de estado, según Jorge, el intento de regresar al socialismo estalinista.
Un “Golpe de estado en Cuba”.

Todo nuestro pasado, al igual que toda nuestra vida presente, no son más que relatos constantemente construídos y reconstruídos por obra y arte de expertos, literatos, periodistas, historiadores…, a partir de sus propias observaciones o del testimonio de terceros. Eso que conocemos como “realidad” no sería tal si no fuera un relato compartido por todos nosotros.

“Secreto Golpe de Estado” es sin duda una versión radicalmente diferente de las versiones oficiales o propagandísticas que nos hemos encontrado a uno y otro lado de Cuba. Pero por su condición de relato verosímil…  muy bien podría convertirse  en aceptable percepción de la realidad. Estamos ante una narración bien articulada, cuya lógica interna y relaciones de causalidad no se ofrecen fácilmente a una crítica superficial o poco fundamentada. Por eso, para criticar “Secreto Golpe de Estado”, primero hace falta leerlo.

Si tengo que expresar mi opinión, diría que, aún estando delante de un libro de no ficción, es una obra cargada de creatividad, donde la combinación perfecta de una poderosa imaginación e intuición, permiten abrir nuevas perspectivas de interpretación de un tema poco cuestionado.

¿Te gustaría opinar al respecto? Pues leete el libro. Entonces te será más fácil comprender hasta qué punto eso que consideramos nuestra realidad es tan frágil como frágil pueda ser un consenso repentinamente roto.

Una última reflexión. Se me ocurre que unas de las razones que tuvo Jorge para escribir el libro es que se aburrió de ser aburrido.  Y dejó de considerar que Fidel Castro siempre se impone, gana o triunfa. Pudo expulsar de su mente esa “sensación” que tienen hasta sus detractores, de que, a Fidel Castro, en Cuba, nadie puede quitarlo, apartarlo, acorralarlo.  Quizás sea aquí donde radica la gran dificultad de la comprensión de “Secreto Golpe de Estado”.


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