foto tomada del blog de gini miguez |
“He elegido este lugar porque nos permite hablar con privacidad”. El hombre que hablaba en perfecto español con un rechinante acento anglosajón, se conducía con soltura y sus movimientos eran pausados y armoniosos. Vestía ropa de algodón amplia, apropiada al calor del Caribe y, de manera ordenada, iba colocando documentos sobre una mesa servida con zumos, dulces, frutas y café. Mientras mostraba cada escrito, protegidos por envoltorios de plástico, a una señora que superaba los 65 años, daba pequeñas explicaciones muy precisas sobre cada uno.