jueves, 3 de octubre de 2013

Los cubanos también escriben en las paredes

Los grafitis o pintadas aparecen en esta tierra desde los mismos albores de la humanidad. Son famosos los de Pompeya por antiguos y por geniales. Sus habitantes fueron sorprendidos por la lava del Vesubio garabateando en las paredes. La ceniza los sepultó, petrificando a los pompeyanos y a los grafitis. Este desastre conservó pintadas que hoy muy bien pueden estar en cualquier pared de una ciudad actual y no pasa nada. Incluso muchas veces sería lo mejor, para lo que se ve por ahí...


cacator cave malum (cagador cuidate del mal de ojo)                           Hit habitat felicitas (Aquí vive la felicidad)

Foto tomada de Wikipedia
En Philadelphia, allá por los 60’s,  comenzó lo que se conoce como el “grafiti moderno”. El metro de New York sirvió de lienzo a todo tipo de artistas callejeros que quiso expresarse. La lucha por erradicar esa costumbre fue encarnizada pero sin mucho éxito. No creo que se pueda aplacar fácilmente la avidez de decir “algo”.


Los cubanos, mucho antes de los grafitis neoyorquinos  rayaban las paredes de la Bodeguita del Medio, uno de los restaurantes más famosos de La Habana y del mundo (de la Habana, seguro). Muchos intelectuales, artistas y celebridades en general, dejaron allí sus firmas: Errol Flynn, Ava Gadner, Neruda, Nat king Cole, Mohammed Ali, etc. Pero la más celebre es la de Ernest Hemingway, que dejó en las paredes de la Bodeguita una de las primeras expresiones escritas del spanglish: “My mojito in La Bodeguita, My daiquiri in El Floridita”.

Opiniones sobre la costumbre de garabatear en las paredes podemos encontrar muchas y variadas. Las que sostienen que es puro gamberrismo hasta las que descubren verdaderas obras de arte. En mi opinión, las mejores pintadas están en las paredes de los garitos. Se trata de extractos de historias con poco más de unas palabras para expresar alegría, euforia o, lo más seguro, los jadeos del alcohol. El Cubanito, como buen pub de cubanos, encumbra esa costumbre.


“apretado como culo de muñeca” firmado por “Br 1 Uruguay”. Vale, un orientalito. Imagino que una noche donde han abundado los mojitos y, quizás, exuberantes traseros caribeños, terminó añorando alguna “muñeca de látex”. Hombres corrientes, pero buenos contempladores de vicios terrenales, acuden  a las expresiones de sus ídolos, mezclando palabras para describir circunstancias: “la vida es aquello que pasa mientras haces planes”, expresión muy de John Lennon y del que está hasta las cejas de mojitos y decepciones.


Si permites que las paredes de un pub la puedan grafiar, pasado un tiempo tendrás que pintar nuevamente el interior del local o creer que tienes una muestra de sentimientos, o pensar que conservas el cariño de esa parte de la sociedad que le gusta ir por bebida y aventuras, en noches que terminan por olvidarse o no querer recordarlas, según el caso. Existen garitos que quieren controlar esas muestras de espontaneidad, permitiendo escribir solo a según quién y según dónde… Pero están los que hacen la vista gorda y las paredes terminan convertidas en murales ajenos al orden, fuera de toda ley, lo mismo gramatical que de urbanidad. Estos son los garitos imprescindibles.


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