martes, 16 de diciembre de 2014

Los gallegos en Cuba siempre han tenido buena prensa



Centro Gallego de La Habana
Buscas “chistes de gallegos” en Google y, por miles, aparecen de todo tipo, especialmente llenos de calificativos como tontos, brutos, y un largo etcétera. Sin embargo, en Cuba el gallego siempre dispuso de buena prensa y no solo eso: se le atribuye una de las mayores invenciones de la historia. Si preguntas en Cuba, ¿cuál es el mejor “invento gallego”?, te responderán sin chistar: la mulata; que no es poco.



teatro Alhambra
En la segunda mitad del siglo XIX, el “teatro bufo” cubano –satírico y mordaz- incorpora personajes que representan al cubano común, popularizando el trío que formaban los personajes del negrito, la mulata y el gallego. En el periodo de 1900 a 1930, estos personajes alcanzan su mayor éxito en el teatro Alhambra y, todavía hoy, esta tríada sigue “instalada” en el argumentario que utiliza el cubano para explicar su personalidad.

En honor a la verdad, el gallego, al ser colocado entre el negro y la mulata -las dos clases más discriminadas de la época-, no quedaba en buena posición. Pero en este grupo, el gallego siempre se representó reflexivo, cauteloso (desconfiao, como el de toda la vida) y, lo más importante, desahogado económicamente. El negrito, listo y ocurrente, se comportaba como su cómplice en la conquista de la mulata (situación casi siempre presente), al mismo tiempo que le hacía creer a esta que era su compinche para, disimuladamente, “sacarle” dinero al gallego; algo que nunca ocurría… al menos en la obra teatral.

En 1942 la emisora de radio “Cadena Azul” crea el programa “La tremenda Corte”. Allí "Trespatines" (Leopoldo Fernández), representa al cubano pícaro y dicharachero (había interpretado en el teatro Martí el personaje del Negrito) y, como no podía ser de otra manera, “La Tremenda Corte” también tenía su gallego (con “pinta” de andaluz), Rudesindo Caldeiro y Escobiña, interpretado por Adolfo Otero, que también fue uno de los últimos gallegos del Teatro Alhambra.

El gallego del teatro Alhambra y el de La Tremenda Corte era un personaje humilde, que no escondía su condición de inmigrante. Aun así, siempre se le presentó con “éxito económico”; generalmente como bodeguero, boticario, etc.



En los 60´s, el personaje del gallego vuelve aparecer en la televisión, en un programa de corte satírico costumbrista: “San Nicolás del Peladero”. En los primeros tiempos era un boticario,  luego dueño de un café y, el personaje, terminó participando en política. Este gallego (Juan Carlo Romeros) era un hombre culto y con poder económico suficiente como para influir en la vida política del país. En Cuba y en muchos países latinoamericanos, como es conocido, el término gallego se emplea para referirse a los españoles en general. Pero, en el caso de San Nicolás del Peladero, el gallego tenía el acento propio de su región y, lo que es más importante, presumía de su pueblo, Lalín. Es decir, no cabe duda que estamos hablando de un gallego de Galicia.


Todavía hay más gallegos, en el cine, que son tratados con cariño. Aquí dejo otro video de la película “Vampiros en la Habana”.


Pero, como en una ocasión me dijo una diplomática española, “media Cuba es gallega…”. Y no le faltó razón, pues la influencia no es poca. Comenzando por el padre Félix Varela, considerado uno de los forjadores de nuestra nación cubana (según muchos, el que nos enseñó a pensar), que, con solo ver el apellido, se descubre su ascendencia gallega.

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