En el año 2000 un pequeño grupo de cubanos se embarcan en un bote y se lanza a la corriente del Golfo con la esperanza de llegar a los Estados Unidos. Esto se ha repetido durante años, y no hubiera sido noticia si no fuera porque aquella vez en el bote viajaba una madre con su hijo pequeño y la travesía terminó con una desgracia. La mujer muere, pero el hijo sobrevive al naufragio y en un neumático alcanza la costa de USA. Con apenas siete años protagonizó un incidente de tal repercusión en los medios de comunicación, que casi todos los cubanos, dentro y fuera de la Isla, nos mantuvimos en vilo durante mucho tiempo. Por aquellos días recibí de Arquímedes Chachá un correo electrónico con un PDF. Hoy lo he vuelto a leer y quiero publicar los últimos párrafos. Quizás porque hablan de esa generación a la que pertenezco… y que ha sido condenada al silencio. Quizás porque tengo la sensación de que en Cuba, lo sucedido hace tiempo está ocurriendo ahora mismo. Quizás porque, por mucho que los acontecimientos a nivel mundial agiten la economía o la política, Cuba sigue inmutable, para bien o, seguramente, para mal. Siguen los mismos de los últimos 50 años. ¡El inmovilismo triunfante!.
Arquímedes Ruiz escribe: